Cradle to Cradle’, eco-efectividad: Rediseñando la forma en que hacemos las cosas. Publicado por Carlos Otero Casal‘
El Progreso de la Humanidad a partir de la Revolución Industrial ha sido un grave error de diseño. Este es uno de los puntos de partida de las reflexiones del libro ‘Cradle to Cradle’ (‘De la Cuna la Cuna’) escrito por el arquitecto Willian McDonough y el químico Michael Braungart.
Este artículo pretende ser un resumen comentado de un libro imprescindible para las librerías de los que gustan de reflexionar sobre la deriva del mundo.
En este libro los autores tratan de dar una explicación de por qué los seres humanos necesitamos un cambio radical en nuestra forma de interacción con el mundo que nos rodea.
‘El mundo no puede evolucionar más allá de su actual situación de crisis utilizando el mismo pensamiento que creó esta situación’, Albert Einstein.
El padre de los avances científicos y artífice, a través de sus teorías, de grandes cambios en la forma de comportamiento del ser humano con la Naturaleza resume en esta frase la principal estrategia para conseguir un cambio en la tendencia destructiva actual.
La principal búsqueda del ser Humano a partir de la Revolución Industrial era la independencia total de las fuerzas de la Naturaleza. La Naturaleza se percibe como una amenaza y como manantial interminable de recursos fósiles en vez de cómo un entorno necesario y de extrema fragilidad.
Como explican los autores, la tecnología actual crea productos del tipo ‘de la cuna a la tumba’, esto es, extraemos los recursos de la Tierra, les damos la forma conveniente, usamos el producto creado y lo tiramos.
Uno de los puntos principales en torno al que se desarrolla este libro es en el que se muestran las inusuales e inútiles respuestas que hemos desarrollado. Los típicos programas para el fomento del reciclaje se presentan al público como una forma de reutilizar indefinidamente los materiales.
Lo que en realidad es una espiral descendiente de degradación de las materias primas hasta que, como en el caso de vertederos, se vuelve inutilizable. Algunas veces el proceso de reciclado incluso produce residuos tóxicos extra. De la extendida idea de conciencia ecológica basada en las ‘3 R’ (Reducción, Reutilizar, Reciclar), los autores proponen una cuarta ‘R’, la de Regulación.
En este sentido denuncian que la mayor parte de los que se denomina reciclaje se refiere realmente a ‘infraciclaje’ al no haber un control sobre el mismo. Así, definen a los actuales procesos de reciclaje como meras formas de ralentizar el ciclo destructivo. Al final el resultado va a ser el mismo.
Un material, por el simple hecho de ser producto para el reciclaje, no se convierte automáticamente en benigno desde el punto de vista ecológico, especialmente si no fue diseñado específicamente para ser reciclado. Este sistema de las ‘3R’ explica claramente ‘por qué lo menos malo no es bueno’.
En este libro se denuncia la tendencia a la ‘chapuza para ir tirando’ ante los problemas generados por un ‘fallo en el diseño’ tecnológico de los productos industriales.
Otra de las medidas que gusta a la industria, por añadir valor económico a sus productos, es la que los autores denominan ‘eco-eficiencia’; ante la cual se propone el fomento de la ‘eco-efectividad’. Para los autores la ‘eco-eficiencia’ supone una solución de ‘final de tubería’, es decir, soluciones dedicadas a que el fabricante se ajusta a los niveles que la reglamentación le permite.
Por este motivo muestran a la reglamentación como un ejemplo más de ‘error en el diseño’ pues supone, a su juicio, una ‘licencia para dañar’ de forma controlada. Por el contrario, lo que denominan ‘eco-efectividad’ significa trabajar sobre las cosas correctas en lugar de hacer que las cosas incorrectas sean menos malas, entonces si tiene sentido hacerlas bien con la ayuda de la eficiencia, entre otras herramientas.
Los autores quieren desterrar el término residuo a través del diseño de productos constituidos por ‘alimento’. Distinguiendo los ‘nutrientes biológicos’ y los ‘nutrientes técnicos’, y así intentar eliminar al completo la actual producción masiva de lo que ellos denominan ‘híbridos monstruosos’, es decir mezclas inseparables de materiales técnicos y biológicos que no van a poder servir como nutrientes.
Otra de las propuestas, relativas al uso de materiales técnicos, es la de optimizar el ‘ciclo de vida’ de un producto. Esto es, que los fabricantes vendan servicios por tiempos determinados (‘eco-leasing’) en los que el propietario de las materias primas del producto sigan siendo las compañías productoras lo que les permite y obliga a disponer de los mismos una vez terminado el periodo del servicio prestado.
Este sistema puede suponer una reducción del coste en materiales considerable, pero a mi juicio, supondría un giro de 180 grados del concepto de consumismo y posesión, con lo que necesitaría de un tiempo considerable para que la sociedad lo aceptase como un sistema compatible. Dentro del conjunto de errores en el diseño que denuncia el libro cabe destacar el dedicado al error por parte de la humanidad al olvidarse de los flujos de energía naturales en favor de la energía bruta que representan los combustibles fósiles entre otros.
Los autores achacan esta des-conexión con energías como la eólica o la solar al intento incesable, por parte de la humanidad, de ser totalmente independientes de las fuerzas de la naturaleza. Sin embargo, creo que la principal causa de esta des-conexión ha sido la rentabilidad que supone el disponer de una energía almacenable y transportable para poder ser usada en cualquier momento y lugar.
Otra de las ‘ventajas’ la estamos viviendo en este periodo de encarecimiento del petróleo y se basa en el que al tratarse de un recurso tangible y valorizable, permite su mercadeo con la consecuente obtención de beneficios en la compra-venta del mismo. Es decir, permite la especulación. La solución más razonable es la de una ‘transición hacia los flujos de energía diversificados y renovables’.
El consumo energético actual está basado en una serie de hábitos absurdos altamente incompatibles con lo que sería un consumo racional. Estos hábitos son el pilar de la economía de muchos de los países industrializados con lo que cualquier cambio en los mismos necesitaría venir de la mano de una revolución industrial.
A través de razonamientos cargados de optimismo pero convincentes, los autores nos han hecho llegar un libro divulgativo y altamente necesario.
Las soluciones que se proponen, al margen de que hayan funcionado a pequeña escala en algunas localizaciones, están próximas a la ficción que a la ciencia. A pesar de estar completamente de acuerdo con las ideas de los autores creo que existe una mayoría humana, oportunista con hambre de negocios, que no permitirá cambios importantes si no hay un máximo beneficio económico en los mismos.
Lamentablemente creo que el día en el que la ‘eco-efectividad’ sea viable será el mismo día en el que las hormigas pueblen las ciudades y los cerezos florezcan en el asfalto. (referido a los similes utilizados en el libro).
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